Robert Kiyosaki: «Una enorme crisis económica está a punto de comenzar»

Robert Kiyosaki, conocido por su libro Rich Dad Poor Dad, vuelve con una advertencia sombría. Según él, ha llegado el momento: el gran desplome del que lleva años alertando ya ha comenzado. Y quien no actúe ahora, corre el riesgo de perderlo todo.

Kiyosaki: fuera de las acciones y del dinero fiat

En un mensaje en X, Kiyosaki escribe que un colapso financiero es inevitable. “Millones serán arrasados”, asegura. Su consejo: sal de las inversiones tradicionales como acciones e inmuebles y busca refugio en activos duros como oro, plata, Bitcoin (BTC) y Ethereum (ETH).

Kiyosaki lleva años siendo crítico con las inversiones tradicionales como acciones, bonos e inmuebles. Incluso califica el dinero fiat de “dinero falso” y advierte de que los ahorradores están perdiendo poder adquisitivo. A su juicio, los metales preciosos y las cripto son los únicos refugios seguros en un sistema al borde del colapso.

Señala, entre otros factores, la deuda desorbitada, la inflación persistente, la inteligencia artificial que amenaza empleos y lo que él llama “la burbuja de todo”. A su juicio, son señales claras de que los cimientos financieros tambalean.

Bitcoin y la plata como salvavidas

Kiyosaki ha dicho en varias ocasiones que ve a Bitcoin subir hasta 1 millón de dólares. Pero, curiosamente, ahora es más optimista con la plata. La describe como “la mayor oportunidad de compra” entre los refugios seguros y cree que su precio puede triplicarse con facilidad.

A su entender, cuando cunda el pánico, los inversores se volcarán en masa de las inversiones tradicionales a los metales preciosos y las cripto.

Críticas a sus predicciones

No todos se toman en serio su advertencia. Kiyosaki ya dibujó escenarios similares de desastre en 2011, 2016, 2020 y a inicios de 2023 que, a la postre, no se cumplieron. Aun así, sus preocupaciones encajan con la inquietud más amplia en el mundo financiero.

Las bolsas están en tensión, los bancos centrales apenas tienen margen de maniobra y la montaña de deuda global no deja de crecer. Muchos analistas coinciden con él en que algo tiene que pasar: la cuestión es cuándo.

No está claro si Kiyosaki acertará esta vez. Pero una cosa es segura: su mensaje no deja a nadie indiferente.