El Banco de Japón (BoJ) elevó la tasa de interés la semana pasada al nivel más alto en treinta años. Sin embargo, ocurrió exactamente lo contrario de lo que normalmente se esperaría: el yen japonés no se fortaleció, sino que se debilitó.

La moneda cayó a mínimos históricos frente al euro y al franco suizo, lo que genera inquietud en los mercados de divisas y también impacta en acciones, materias primas y el precio del Bitcoin.

Japón amenaza con intervenir en el mercado de divisas

El gobierno japonés observa con creciente preocupación la debilidad del yen. Atsushi Mimura, viceministro de Finanzas y responsable de la política monetaria, describió los movimientos como “unilaterales y agudos” y advirtió que Japón está dispuesto a tomar “acciones apropiadas” si las fluctuaciones persisten. El ministro de Finanzas, Satsuki Katayama, también indicó que no descartan intervenir.

La razón es clara. El dólar subió a casi 158 yenes, mientras que el euro y el franco suizo alcanzaron niveles récord. Los actores del mercado asumen que Japón intervendrá si el dólar se mueve hacia los 160 yenes. El año pasado, el BoJ vendió alrededor de 100 mil millones de dólares en reservas a niveles similares para apoyar la moneda.

¿Por qué no funciona aquí un aumento de tasas?

Normalmente, un aumento de tasas fortalece una moneda: tasas más altas atraen capital. Sin embargo, esta vez el resultado fue diferente. Hay varias razones para ello.

Primero, el aumento de tasas ya estaba completamente descontado. Los inversores prácticamente estaban seguros de que el BoJ incrementaría la tasa en 0.25 puntos porcentuales, llevándola al 0.75 por ciento. Esto provocó un clásico efecto de “compra con el rumor, vende con la noticia”: los inversores que habían comprado yenes previamente los vendieron masivamente después de la decisión.

En segundo lugar, las tasas reales en Japón siguen siendo profundamente negativas. La inflación ronda el 2.9 por ciento, lo que sitúa la tasa real en aproximadamente -2.1 por ciento. En Estados Unidos, por el contrario, es positiva. La diferencia de tasas entre Japón y EE.UU. sigue siendo de más de 3.5 puntos porcentuales.

Esa diferencia alimenta el llamado carry trade. Los inversores piden prestado a tasas bajas en yenes e invierten ese dinero en activos de mayor rendimiento en otros lugares, como bonos estadounidenses, acciones o incluso Bitcoin. Mientras esto siga siendo rentable, la presión sobre el yen persiste.

En tercer lugar, la explicación del presidente del BoJ, Kazuo Ueda, decepcionó. No proporcionó una dirección clara para futuros aumentos de tasas y afirmó que no hay “un curso preestablecido”. Además, calificó el aumento de tasas como “no particularmente significativo”. Los mercados interpretaron esto como una señal de que Japón seguirá siendo cauteloso por ahora.

Problema más profundo: deudas o devaluación de la moneda

Según Robin Brooks del Brookings Institution, el problema es más profundo. Japón tiene una deuda pública de aproximadamente el 240 por ciento del PIB, pero las tasas a largo plazo se mantienen artificialmente bajas porque el BoJ compra bonos a gran escala.

Sin ese apoyo, las tasas aumentarían considerablemente y se correría el riesgo de una crisis de deuda. La otra cara de la moneda es un yen cada vez más débil. Brooks sostiene que Japón en realidad tiene que elegir entre tasas más altas con problemas de deuda, o la devaluación de la moneda. Por ahora, lo último parece ser el camino de menor resistencia.

Calma para los mercados, pero en una base inestable

A corto plazo, el yen débil proporciona alivio en los mercados financieros. Las acciones japonesas se benefician, ya que las empresas exportadoras ganan más cuando los ingresos en el extranjero se convierten a yenes. También se favorecen otras inversiones arriesgadas, ya que los carry trades se mantienen.

Pero esa calma es frágil. Si Japón interviene o si el BoJ sube las tasas más rápido de lo esperado, el yen podría subir fuertemente de repente. Eso causaría una rápida reducción de los carry trades, lo que resultaría en la caída de los precios de acciones y criptomonedas.

Ese escenario no es teórico. En agosto de 2024, un inesperado aumento de tasas en Japón causó una caída del 12 por ciento en el Nikkei y una fuerte disminución en el Bitcoin. Históricamente, el Bitcoin ha caído entre un 20 y un 30 por ciento tras incrementos de tasas por parte del BoJ.

¿Qué significa esto para Bitcoin?

Para Bitcoin, el yen débil es actualmente un apoyo. Mientras el carry trade continúe y la liquidez sea abundante, es favorable para las inversiones de riesgo. Pero el riesgo radica en un cambio repentino. Un rápido repunte del yen podría retirar liquidez a nivel mundial, exactamente el tipo de choque al que Bitcoin es sensible.

En los próximos meses, los inversores observarán principalmente un nivel: 160 yenes por dólar. Si se alcanza ese límite, aumentará significativamente la probabilidad de intervención japonesa. Y eso convierte a Japón nuevamente en una fuente importante de volatilidad global, con consecuencias directas para acciones, bonos y Bitcoin.

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