Introducción
Los gobiernos de todo el mundo suelen ser criticados por su burocracia ineficaz, la falta de eficiencia y la lentitud en la toma de decisiones. En una era en la que la tecnología y los procesos empresariales avanzan de manera exponencial hacia la eficiencia, surge la pregunta: ¿por qué los gobiernos no funcionan de la misma forma? Esta cuestión dio lugar, el 20 de enero de 2025, día de la investidura del presidente Donald Trump, a la creación del Department of Government Efficiency (DOGE). Desde su fundación, las acciones de DOGE han generado entusiasmo, pero también una fuerte ola de críticas.
El DOGE nació con la misión de modernizar los procesos gubernamentales de Estados Unidos, adoptar innovaciones tecnológicas y gestionar de manera más eficiente los fondos públicos. Bajo la influencia de figuras como Elon Musk, el organismo ha intentado aplicar lecciones del sector privado a la administración pública. Los críticos, sin embargo, temen que un enfoque demasiado empresarial pueda derivar en decisiones impersonales y orientadas únicamente al beneficio, sin considerar el interés ciudadano.
La historia del DOGE
La idea de una administración más eficiente no es nueva. En todo el mundo, distintos gobiernos han impulsado reformas burocráticas, a menudo con resultados desiguales. En Estados Unidos, la presión por optimizar los procesos gubernamentales ha crecido en las últimas décadas. La revolución tecnológica ha demostrado cómo las empresas pueden agilizar sus operaciones mediante la automatización, el análisis de datos y la inteligencia artificial. Sin embargo, los procesos estatales siguen rezagados frente al sector privado.
DOGE surgió como respuesta a esa creciente demanda de eficiencia en la administración federal. Desde su inicio, se centró en tres pilares:
- Optimización de procesos: eliminación de trabas burocráticas y regulaciones innecesarias.
- Transformación digital: digitalización de los servicios gubernamentales para ahorrar costos y aumentar la eficiencia.
- Control de gastos: reducción de partidas sin beneficios directos para los ciudadanos.
La influencia de Elon Musk
Una de las figuras más llamativas en torno al DOGE es Elon Musk. El CEO de Tesla y SpaceX, conocido por su espíritu innovador y sus críticas contra la burocracia, ha afirmado en repetidas ocasiones que los gobiernos podrían funcionar de manera mucho más eficiente.
Su relación con el DOGE comenzó en agosto de 2024, cuando en conversaciones con Trump propuso la creación de una comisión enfocada en eficiencia gubernamental. Trump mostró interés y el proyecto tomó forma. La sigla “DOGE” no es casualidad: Musk lleva años vinculado de manera pública a la criptomoneda Dogecoin.
En noviembre de 2024, tras las elecciones presidenciales, Trump anunció oficialmente la creación del DOGE y nombró a Musk, junto al empresario Vivek Ramaswamy, como líderes del nuevo organismo. Ramaswamy se retiró después por diferencias ideológicas y para presentarse a las elecciones a gobernador de Ohio.
Aunque Musk no ocupa formalmente un cargo y supuestamente actúa como voluntario, todo apunta a que tiene gran poder de decisión dentro del DOGE. Esto ha suscitado dudas legales y éticas sobre la constitucionalidad de su rol y los posibles conflictos de interés, dado que sus empresas mantienen contratos multimillonarios con el gobierno.
¿Qué hace el DOGE?
El DOGE trabaja en varias áreas clave con el objetivo de mejorar la eficiencia del Estado y responder al problema de la creciente deuda pública estadounidense. Según sus propios informes, cada año se malgastan miles de millones de dólares. Algunas de sus principales iniciativas son:
1. Optimización de proyectos gubernamentales
Muchos proyectos públicos se exceden en tiempo y presupuesto. El DOGE promueve metodologías como el agile project management, que permite entregar mejoras gradualmente en lugar de esperar años a un sistema completo.
2. Digitalización de los servicios públicos
El DOGE apuesta por automatizar la gestión documental, implantar sistemas digitales de identificación y ampliar el acceso a trámites en línea. Esto busca reducir los tiempos de espera y modernizar sistemas obsoletos en las agencias federales.
3. Reducción de costos y de burocracia
El organismo realiza auditorías para detectar y eliminar gastos innecesarios. Ha identificado, por ejemplo, 1.900 millones de dólares mal gestionados en el Department of Housing and Urban Development (HUD). Además, contempla vender propiedades consideradas “no esenciales”, como las sedes del FBI y el DoJ en Washington D.C., lo que podría generar más de 8.000 millones de dólares y ahorrar 430 millones anuales en mantenimiento.
4. Uso de inteligencia artificial
El DOGE quiere aplicar IA para análisis predictivos, detección de fraudes y diseño de políticas. Entre sus proyectos destaca “GSAi”, un chatbot para la General Services Administration, parte de la agenda “AI-first” del gobierno Trump.
Críticas al DOGE
Una de las razones por las que DOGE ha sido tan polémico es el hecho de que la organización ha estado envuelta en controversia desde el principio, en particular por la posible confusión de intereses de Elon Musk. Sus empresas, como SpaceX y Tesla, tienen contratos multimillonarios con el gobierno, lo que plantea preguntas sobre su influencia dentro de DOGE. Además, existe una falta de transparencia, ya que Musk y su equipo operan sin un nombramiento oficial y aun así tienen acceso a presupuestos gubernamentales sin control del Congreso.
Otro punto de crítica es que DOGE establece objetivos de ahorro poco realistas, como la afirmación de ahorrar 2 billones de dólares anuales. Para comparar: la deuda nacional de Estados Unidos supera los 35 billones de dólares (marzo de 2025). Los expertos advierten que tales ahorros solo serían posibles mediante recortes draconianos en Social Security, Medicare y los programas para veteranos. Además, los despidos masivos en agencias federales han provocado pérdida de experiencia y problemas operativos.
DOGE también ha sido acusado de acciones inconstitucionales, como la retención de fondos ya aprobados, algo que incluso el senador Bernie Sanders calificó de “ilegal y destructivo”. La oposición pública crece, con protestas en tiendas de Tesla, donde activistas han pedido un boicot a las empresas de Musk. Además, hay críticas sobre los informes financieros: DOGE afirmó haber logrado un ahorro de 8.000 millones de dólares, cuando en realidad resultó ser solo de 8 millones. Un error tipográfico doloroso.
En resumen, DOGE persigue la eficiencia, pero a un alto precio. La combinación de conflictos de interés, recortes y problemas legales convierte a DOGE en una de las iniciativas gubernamentales más controvertidas de los últimos años. Está claro que los procesos gubernamentales pueden y deben ser más eficientes. Pero, ¿significa esto que una organización controvertida, dirigida por individuos controvertidos, puede tener vía libre? El tiempo dirá si DOGE jugará un papel positivo o negativo en los libros de historia.