Introducción
El Metaverse es un concepto cada vez más presente en el mundo cripto. Un universo virtual en el que todo parece posible. Hasta hace poco, los mundos digitales eran sobre todo un tema de novelas de ciencia ficción, pero hoy el Metaverse está más cerca que nunca.
Grandes empresas también ven un futuro en este mundo digital. Un ejemplo es Facebook, que incluso cambió su nombre corporativo a Meta por la confianza que deposita en el Metaverse. Según Mark Zuckerberg, pronto podremos escalar el Everest digital, jugar un partido con Lionel Messi o lanzarnos en puenting desde los rascacielos más altos del planeta.
El Metaverse es un mundo virtual compartido en el que, en teoría, las experiencias más extraordinarias están al alcance de todos. Allí se pueden comprar obras de arte digitales, bienes raíces, ropa, vehículos y mucho más. Y aquí entra en juego la conexión con la tecnología blockchain. Gracias a la blockchain, es posible ser propietario real de objetos digitales. Cripto construye un puente entre el Metaverse y el mundo real, otorgando valor económico a todo lo digital.
¿Cuál es la diferencia entre una blockchain y una base de datos normal?
La principal diferencia está en cómo se estructura la información. Una blockchain agrupa los datos en bloques, que se enlazan entre sí mediante criptografía. En Bitcoin, cada diez minutos se genera un nuevo bloque. Una transacción se considera definitiva solo cuando se publica en un bloque válido. En una base de datos tradicional, como una hoja de Excel, cada operación puede registrarse de forma aislada sin necesidad de empaquetarla en bloques.
Otro aspecto interesante es que cada nuevo bloque no solo contiene las transacciones más recientes, sino también un resumen de todo el historial. Eso hace que los bloques queden encadenados. Si se altera un registro, los bloques dejan de coincidir y la cadena se rompe. El sistema solo acepta bloques que encajan, lo que garantiza una historia de transacciones imposible de manipular.
Además de registrar transacciones financieras, la blockchain también puede almacenar otros datos, como NFTs que representan obras de arte digitales.
Curiosamente, la tecnología blockchain existe desde 1991, cuando se publicó la primera investigación sobre ella. Satoshi Nakamoto no inventó la blockchain en sí, sino que combinó tecnologías previas con innovaciones propias. Gracias a esa unión nació Bitcoin y, con él, todo el ecosistema actual de criptomonedas, Decentralized Finance (DeFi) y smart contracts.
Descentralización de la blockchain
La descentralización es un aspecto clave de Bitcoin y de todas las criptomonedas. La gran diferencia entre bitcoin y el euro es que en Bitcoin nadie tiene el poder de crear dinero adicional. Su naturaleza descentralizada lo convierte en una forma de dinero inmutable. Mientras que el Banco Central Europeo controla el euro, en Bitcoin no existe una autoridad central. La red está formada por decenas de miles de participantes, frente a una única base de datos en el caso del euro.
Lo especial de la red descentralizada de Bitcoin es que siempre está en línea. Si algunas computadoras fallan, no pasa nada. Compáralo con los servidores de Facebook: si hay un problema, toda la plataforma queda fuera de servicio. En Bitcoin, en cambio, siempre hay nodos disponibles para mantener la red activa. Además, es imposible modificar la base de datos o robar fondos, ya que cada nodo mantiene su propia copia de la blockchain siguiendo estrictamente las reglas.
Podrías asignarte a ti mismo 10.000 bitcoin en tu base de datos personal, pero si el resto de la red no lo valida, tu blockchain dejará de coincidir con la del resto. Eso te aísla de la red y, en la práctica, habrás creado tu propia moneda. La descentralización permite usar Bitcoin de forma segura sin necesidad de confiar en nadie. Esta estructura garantiza, entre otras cosas, la escasez del activo.
Transparencia de la blockchain
Lo fascinante de Bitcoin y de otras criptomonedas es que todo el historial de transacciones queda registrado públicamente en la blockchain. Incluso sin ejecutar el software en tu ordenador, puedes seguir cada operación con un blockchain explorer.
Un ejemplo famoso es el hackeo de Bitfinex en 2016, donde se robaron 119.756 bitcoin. En ese momento valían 72 millones de dólares. Cuando en febrero de 2022 el gobierno estadounidense recuperó los fondos, su valor había subido a 3.600 millones. Durante todo ese tiempo, cualquiera pudo seguir la pista de esos fondos en la blockchain.
Al marcar la dirección que contenía los bitcoin robados y difundirla públicamente, fue casi imposible que los hackers los vendieran. A menudo se dice que Bitcoin es “dinero para criminales”, pero esa visión ignora la transparencia de la tecnología blockchain. En realidad, para los delincuentes resulta extremadamente difícil ocultar o mover fondos en redes públicas como Bitcoin.