Introducción
El Metaverse es un concepto que cada vez se escucha más en el mundo cripto. Un universo virtual en el que todo es posible. Hasta hace poco, los mundos virtuales eran sobre todo un tema de novelas de ciencia ficción, pero hoy el Metaverse está más cerca que nunca.
Grandes empresas también ven futuro en este mundo digital. Un ejemplo claro es Facebook, que incluso cambió su nombre corporativo a Meta por la confianza que tiene en el Metaverse. Según las palabras de Mark Zuckerberg, pronto podremos escalar el Everest digital, jugar un partido con Lionel Messi o hacer puenting desde los rascacielos más altos del planeta.
El Metaverse es un mundo virtual compartido en el que, en teoría, las experiencias más extraordinarias están disponibles para todos. Se pueden adquirir obras de arte digitales, bienes raíces, ropa, vehículos y mucho más. Aquí es donde entra en juego la conexión entre cripto y el Metaverse. La tecnología blockchain de las criptomonedas permite ser propietario real de objetos dentro del ámbito digital. Cripto construye un puente entre el Metaverse y el mundo físico, otorgando valor económico a todo lo digital.
¿Cómo se puede invertir en el Metaverse?
Existen varias formas de invertir en el Metaverse. Una opción es comprar NFTs en los que tengas grandes expectativas. Otra, más tradicional, es invertir a través de acciones. Por ejemplo, Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, o Roblox, un universo virtual con más de 49,4 millones de usuarios diarios y cuyas acciones cotizan en la Bolsa de Nueva York. Sin embargo, estos son proyectos centralizados, donde las propias empresas mantienen el control absoluto de los mundos que construyen. Por ahora, ni Meta ni Roblox están integrados con el mundo cripto, aunque sin duda serán actores clave en el futuro del Metaverse.
También se puede invertir en el lado más descentralizado de este universo digital. Aquí destacan proyectos como Decentraland o The Sandbox, donde es posible comprar terrenos virtuales. Mediante el NFT de ese terreno puedes alquilarlo, venderlo o construir sobre él. Un ejemplo curioso es el de la desarrolladora Atari, que adquirió 20 parcelas en Decentraland para abrir un cripto-casino, con planes de construir también un hotel virtual. Decentraland funciona mediante una Decentralized Autonomous Organization (DAO), donde los poseedores de tokens toman decisiones sobre el futuro del mundo. La DAO gestiona, entre otras cosas, los contratos de tierras y propiedades. Además de las criptociudades, otra forma de invertir en el Metaverse es mediante la compra de objetos digitales.
¿Qué son los metaverse coins?
Los metaverse coins son criptomonedas fungibles, es decir, intercambiables. A diferencia de los NFTs (Non-Fungible Tokens), en los que cada token representa algo único, los metaverse coins pueden utilizarse dentro del mundo virtual elegido para comprar terrenos o, por ejemplo, un atuendo para tu avatar. Naturalmente, estos tokens también pueden intercambiarse por otras criptomonedas como Bitcoin o Ether. En teoría, el valor de un metaverse coin aumenta en la medida en que crece el valor del universo al que pertenece. Un ejemplo es Decentraland y su token MANA, que actúa como la moneda interna de este metaverso. En cada transacción del ecosistema, los MANA que se utilizan se queman, por ejemplo, al comprar propiedades virtuales.
Lo interesante de los metaverse coins es que los usuarios tienden a generar un vínculo con el mundo en el que invierten. Les interesa que sea un éxito no solo por diversión, sino también por el beneficio económico que conlleva. Esta es una ventaja de los proyectos descentralizados frente a los centralizados como Meta o Roblox. Aunque, por supuesto, también se pueden comprar acciones de empresas como Meta o Roblox, ese sentido de pertenencia se da de manera natural en los proyectos cripto.
El futuro del Metaverse
Nadie sabe con certeza qué nos deparará el futuro del Metaverse. El ecosistema cripto está en constante cambio y la innovación avanza a un ritmo vertiginoso. Hoy, explicar qué es exactamente el Metaverse no es fácil, porque en teoría puede ser cualquier cosa. Esto lo hace complejo, pero también fascinante. Las posibilidades son infinitas y el futuro del Metaverse dependerá del desarrollo de los distintos mundos virtuales. Es de esperar que las variantes descentralizadas logren imponerse, aunque no debemos olvidar que proyectos como el de Meta cuentan con enormes cantidades de capital. Esa es la gran competencia a la que se enfrentan los proyectos abiertos.
Lo más probable es que solo unas pocas plataformas virtuales acaben destacando como referentes, aunque siempre habrá espacio para más. A diferencia del mundo físico, en el digital no hay límites de espacio. Se pueden construir planetas enteros o mundos de fantasía. Cada experiencia que existe en la Tierra puede reproducirse en el Metaverse de forma más intensa y, además, puede copiarse infinitamente. Una vez creada, cuesta muy poco ofrecerla a millones de personas. Por eso, el futuro del Metaverse resulta tan prometedor. Ya sea un viaje al espacio, un alunizaje virtual, un paseo por una París digital o snowboard en las montañas de Colorado: en teoría, todo será posible.