Proof-of-Work frente a Proof-of-Stake

proof of work vs proof of stake

Introducción

Bitcoin y Proof-of-Work son dos conceptos inseparables. Proof-of-Work es el mecanismo de consenso que utiliza Bitcoin para dar seguridad y peso a la blockchain. La única forma de producir nuevos bloques es invirtiendo energía en el proceso de Proof-of-Work.

proof of work vs proof of stake

Los mineros deben comprar hardware y poner esas máquinas a trabajar para encontrar nuevos bloques. Para cambiar el historial de transacciones de Bitcoin o decidir qué transacciones se incluyen en los bloques, hay que invertir energía en la red. Por eso se dice que Bitcoin está protegido por un muro de energía. Convencer a la red de un historial alternativo implicaría rehacer todos los cálculos que los mineros ya realizaron. En otras palabras, habría que invertir de nuevo toda la energía histórica y aún más para modificar el registro.

El componente energético en Proof-of-Work es esencial dentro del sistema de Bitcoin. Los mineros que más energía invierten (los que más trabajo realizan) son los que tienen derecho a producir bloques y recibir mayores recompensas.

Proof-of-Stake, en cambio, busca eliminar ese componente energético del mecanismo de consenso. En esencia, se trata de un sistema donde quien tiene la mayoría de tokens en stake obtiene automáticamente más poder.

El peligro de Proof-of-Stake

La primera vez que se escucha hablar de Proof-of-Stake parece la solución ideal al alto consumo energético de Proof-of-Work. ¿Por qué gastar energía para llegar a consenso si se puede decidir en función del stake —la cantidad de tokens bloqueados en la red— quién produce el siguiente bloque?

El gran problema de Proof-of-Stake es la cuestión de las mayorías. Si alguien consigue la mayoría de los tokens, tendrá el control total de la blockchain de forma indefinida. En ese sentido, una blockchain de Proof-of-Stake se parece a una empresa donde cualquier millonario puede comprar la mayoría de las acciones. El ejemplo más claro es Elon Musk y la compra de Twitter: con el 51% de participación, controla por completo la compañía. Lo mismo podría ocurrir en Ethereum al migrar a Proof-of-Stake. Aunque es cierto que comprar una mayoría en Ethereum es prácticamente imposible: cuanto más se compra, más sube el precio y más difícil resulta alcanzar ese 51%.

Un escenario más probable sería que un gobierno exigiera a las exchanges entregar suficientes tokens para montar un ataque del 51%. Sin necesidad de comprarlos, con solo controlar esos fondos, podrían decidir qué transacciones se aprueban y cuáles no. Incluso es teóricamente posible que grandes exchanges se alíen entre bastidores para controlar la red.

El punto central es que una mayoría lograda en Proof-of-Stake es muy difícil de revertir. En Proof-of-Work, cualquiera puede comprar hardware y unirse a la minería. Si alguien alcanza el 51% del poder de hash, necesita seguir comprando para mantener esa ventaja.

Como dijo Lyn Alden en el Oslo Freedom Forum: “La energía juega un papel clave en Bitcoin. Minimiza la influencia humana en el sistema. Si eliminas ese componente energético, lo que creas es básicamente una copia del sistema financiero tradicional en una blockchain”.

La crítica al consumo energético de Proof-of-Work

Además del debate sobre la seguridad de Proof-of-Stake como alternativa, también se critica mucho el consumo energético de Proof-of-Work. Pero, ¿acaso no es valioso que la humanidad disponga gracias a Proof-of-Work de un dinero justo, que nadie puede inflar y donde todos juegan con las mismas reglas? Intenta decirle a alguien de Argentina o Turquía que no merece la pena invertir energía en una moneda libre de inflación. Y si ese argumento no convence, existen otros motivos de peso a favor del uso energético de Proof-of-Work.

La red de Bitcoin funciona ya con más de un 50% de energía renovable. Esto se debe a que la producción de renovables depende de la naturaleza y no es constante, lo que genera momentos de sobreproducción. Si los productores no pueden vender ese exceso a la red eléctrica, se ven obligados a “tirarlo”. Almacenar energía en baterías es muy costoso y complejo. Bitcoin ofrece una salida garantizando un precio mínimo por esa energía. ¿No pueden colocar la energía en la red? Siempre pueden vendérsela a mineros de Bitcoin o minar ellos mismos. En abril de 2021, Square (hoy Block), la empresa de Jack Dorsey, publicó un informe donde defendía que el mining de Bitcoin puede ser clave para el éxito de las energías renovables por este motivo.

Y no solo los productores de renovables. También las compañías de petróleo y gas pueden volverse más sostenibles gracias al mining. Muchas afrontan una sobreproducción de gas que no pueden vender y que resulta muy caro transportar. ¿Qué hacen? Quemarlo, una práctica altamente contaminante. Cada vez más empresas optan por usar ese gas para minar Bitcoin. Curiosamente, este proceso genera menos emisiones nocivas que simplemente quemarlo al aire. Una auténtica situación win-win tanto para el planeta como para Bitcoin. Exxon, por ejemplo, ya aplica esta solución en distintas partes del mundo.

Y hay todavía más argumentos a favor del uso energético de Bitcoin y su relación con la salud del planeta. A primera vista, el proceso intensivo en energía del mining puede parecer negativo. Pero cualquiera que profundice en el tema suele llegar a la conclusión contraria: que en realidad tiene un impacto positivo.

Proof-of-Stake aún debe demostrar su validez

Terminamos esta comparación entre Proof-of-Work y Proof-of-Stake con un mensaje clave sobre el segundo. Proof-of-Stake es todavía un mecanismo relativamente nuevo para alcanzar consenso descentralizado. A largo plazo, aún debe demostrar si es realmente tan seguro como Proof-of-Work. La red multimillonaria de Ethereum es una excelente prueba de fuego. El tiempo nos dirá cuál es el mejor mecanismo de consenso. De momento, Proof-of-Stake aún no ha demostrado su solidez en la misma escala y durante tantos años como Bitcoin. Ese será el reto que Ethereum deberá superar.

Proof of stake
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