El Gobierno ha decidido desempolvar una ley de los años cincuenta, concebida para situaciones de crisis. El motivo es una empresa considerada una pieza esencial de la industria tecnológica europea. Corría el riesgo de perder conocimiento crucial a manos de China, algo que Países Bajos quiere frenar.

El Gobierno interviene en Nexperia

El Gobierno neerlandés ha intervenido con firmeza en el fabricante de chips Nexperia. La noticia se desprende de un reciente comunicado de prensa del Gobierno. El motivo es el temor a una fuga de conocimientos tecnológicos esenciales y de capacidad de producción desde Países Bajos y Europa. Según el Ministerio de Asuntos Económicos, había “señales agudas de graves deficiencias de gestión” dentro de la empresa.

Para reducir el riesgo para la seguridad económica europea, la ministra Micky Adriaansens ha activado la poco utilizada Ley de Disponibilidad de Bienes (Wbg). Esta norma data de 1952 y está pensada para garantizar la disponibilidad de bienes críticos en situaciones de emergencia. La producción ordinaria de Nexperia puede continuar, pero a partir de ahora se podrán bloquear o revertir las decisiones estratégicas si resultan perjudiciales para Europa.

Nexperia es un fabricante de chips de Nimega que produce semiconductores pequeños pero imprescindibles para dispositivos como teléfonos, coches y paneles solares. Desempeña un papel clave en la industria tecnológica y automovilística europea.

Desde 2019, la empresa es propiedad del conglomerado tecnológico chino Wingtech. El consejero delegado de la compañía, Zhang Xuezheng, ha sido apartado de su cargo por la Sala de Empresas del Tribunal de Apelación de Ámsterdam. 

China, furiosa tras la intervención del Gobierno

La intervención del Gobierno neerlandés ha desatado la ira en China. Según la corresponsal de la NOS, Laura van Megen, usuarios en las redes sociales chinas hablan de “robo a plena luz del día”. Algunos incluso piden contramedidas. Así, parece real la posibilidad de que Pekín responda con restricciones comerciales o controles de exportación.

La semana pasada anunció China ya normas de exportación más estrictas para diecisiete tierras raras. Estas materias primas son imprescindibles para la fabricación de chips, baterías, imanes y equipos de defensa. A partir de ahora, las empresas que utilicen estos materiales o empleen tecnología china para su extracción deberán solicitar una licencia de exportación. Como China controla en torno al noventa por ciento de la producción mundial, puede utilizar esa dependencia de forma estratégica. 

Como respuesta, Trump anunció aranceles de importación del 100 por ciento, que entrarán en vigor el 1 de noviembre. Eso provocó nerviosismo en los mercados financieros. En especial, el mercado cripto sufrió un fuerte castigo: Bitcoin (BTC) cayó el pasado fin de semana alrededor de un diez por ciento.

Entretanto, el mercado se está recuperando y eso se debe a declaraciones del vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, y del propio Trump. Vance dijo ayer que Trump está dispuesto a “negociar razonablemente” con China y, según Trump, no hay de qué preocuparse: “todo saldrá bien”.

Newsbit
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