El Banco Central Europeo (ECB) está cada vez más convencido de la necesidad de un euro digital. Pero mientras el banco central sigue experimentando con pilotos y estudios, la resistencia política en Bruselas está creciendo. Las preocupaciones sobre la privacidad y la competencia hacen que el proyecto sea especialmente controvertido.

ECB ve al euro digital como una medida de emergencia

Durante una audiencia en el Parlamento Europeo, el miembro del consejo de la ECB, Piero Cipollone, enfatizó que un euro digital no es un reemplazo del efectivo, sino un complemento. Según Cipollone, el euro digital debe garantizar que los europeos siempre puedan pagar, incluso durante interrupciones a gran escala, como ciberataques o cortes de energía.

Él describe al euro digital como una opción de pago segura y universalmente disponible. Especialmente si los pagos fuera de línea se vuelven posibles, esto podría jugar un papel crucial en situaciones de crisis. Una preocupación que, con las tensiones geopolíticas actuales, se vuelve cada vez más relevante.

Con esto, parece que la ECB está más convencida que nunca de la necesidad de tener su propia moneda digital. Después de todo, el dinero en efectivo físico está desapareciendo lentamente de las calles, mientras que la dependencia de las redes de pago digitales, a menudo de proveedores no europeos, está aumentando.

Preocupaciones políticas sobre la privacidad y los riesgos bancarios

Sin embargo, hay escepticismo entre los parlamentarios de la UE. Una objeción común es que el banco central, con su propia moneda digital, forma una competencia directa para los bancos comerciales. Esto podría provocar los llamados ‘bankruns’, donde los ahorradores retiran masivamente dinero de los bancos comerciales y lo trasladan a una cuenta de la ECB considerada más segura.

La privacidad también es un punto delicado. Los críticos temen que la ECB obtenga acceso a los datos de los usuarios. Cipollone intentó calmar esas preocupaciones: «El banco central no sabrá nada sobre el pagador o el receptor.» Según él, una versión offline del euro digital debería ser tan privada como el dinero en efectivo.

Si el euro digital realmente debe implementarse, seguirá siendo tema de debate en los próximos años. Por ahora, el proyecto aún está en la fase legislativa. La ECB espera que el marco jurídico esté listo en 2026. Después seguirá una fase de desarrollo y prueba que se espera dure tres años. En el escenario más favorable, el euro digital no se implementaría a gran escala hasta 2029.

Ethereum y Solana en la mira

Es notable que la ECB también esté considerando blockchains públicas para la infraestructura técnica. Según fuentes, Ethereum (ETH) y Solana (SOL) están entre las opciones estudiadas. Se está examinando si elementos de estas tecnologías pueden aplicarse en una infraestructura propia y cerrada. Si esa tecnología se implementa efectivamente, sería un paso histórico que elevaría la adopción de estas plataformas a un nuevo nivel.

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